No quiero más
tesoro que tus ojos
Zafiros,
esmeraldas ni diamantes
Por ti renuncio a
alcobas deslumbrantes
Por ti rechazo
joyas sin enojos.
No hallo más
camino que el que escojo
Sendero eres de
gloria desbordante
Y en nombre de tu
gracia trepidante
De todo cuanto es
brillo me despojo.
La sencillez
rotunda en tu mirada
Desprecia de este
mundo su avaricia
Y predica el
aroma de los nardos.
Que a fuerza de
seguirte en tu pisada
Aprendí a
comprender que en la codicia
No florecen bellezas, sino cardos.
No florecen bellezas, sino cardos.