Un arpegio de
furor tu voz taimada
Como acorde de
una lira refulgente
Precipita mi
lujuria febrilmente
Con susurros que
socaban mi almohada.
Me trastoco con
tu compás ardiente
Y se enreda a mi
pubis cual serpiente
El efluvio
armonioso de tu arpa.
Orquesta de
violines vespertinos,
Ya suenan
clarinetes y guitarras
Al fondo, un
contrabajo y una flauta.
El alba trae
silencios cristalinos,
La tarde, el
tararear de las chicharras;
La noche, los suspiros de esta incauta.