Las
bestias de mis pliegues han
despertado
Sedientas
de susurros, muy
inquietas,
Buscando
en los recodos de tu nuca
Despierta
ya, mi amante, a las
caricias
Que
esperan las fragancias de mi entrega.
Será
una noche trágica de muertes
Si
no me doy a ti, silente estrella.
Prefiero ser cadáver de otro entierro
Sucumbiendo a tu universo de promesas.
Sucumbiendo a tu universo de promesas.