Quiero mostrar mi enorme gratitud a todas las personas que nos han acompañado en la presentación de El Velo de Sahara.
Qué alegría volver a veros y abrazaros. A algunas, después de mucho tiempo, por causa de la pandemia, de la distancia... Demasiado tiempo.
A mi maestra y mis amigas de la infancia. La risa con vosotras tiene siempre el sabor inocente de los 8 años. Y qué bonito es que nos sigamos entendiendo con solo mirarnos!!!
A mi gente de juventud, con quienes conservo la complicidad de aquel tiempo, sembrado de sueños, casi siempre atrevidos y muchas veces, irreverentes.
A mis compañeras de trabajo, a quienes me vincula un amor hecho con los trozos de tantos días como contienen treinta años juntas.
A mis antiguos alumnos, hoy amigos, que dejan todo por traerme su calor, su cariño y su aliento, como un regalo de incuantificable valor siempre.
A todas esas personas maravillosas y especiales que me he ido encontrando en el camino de la vida, a los que he decidido hacerles un refugio dentro de mi corazón.
A mi familia muy amada.
Gracias a cuantos hicieron posible un encuentro cargado de solidaridad.
Gracias a todos!!!
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