Las
bestias de mis pliegues han
despertado
Sedientas
de susurros, muy
inquietas,
Buscando
en los recodos de tu nuca
Despierta
ya, mi amante, a las
caricias
Que
esperan las fragancias de mi entrega.
Será
una noche trágica de muertes
Si
no me doy a ti, silente estrella.
Prefiero ser cadáver de otro entierro
Sucumbiendo a tu universo de promesas.
Sucumbiendo a tu universo de promesas.
Intensidad llena de música y encajes que se desprenden como hojas en la vibrante comunión de los amantes. Un abrazo
ResponderEliminarFlorecillas cuyo aroma inundan a raudales todos los recovecos del alma. Gracias, amiga María José. Un beso enorme.
ResponderEliminarHe llegado a tu blog como se llega casi siempre, atraído por nombres y enlaces, pues bien, he comenzado a seguirte, y todo lo que he visto me gusta, me llena de energía.
ResponderEliminarY tu poema adornado con tan bellas flores, es un deleite.
Hermosa confesión de amor, de súplica y de muerte.
Te invito a que pases por mi espacio, y te felicito por tus muchos logros poéticos.
Un abrazo,
Luis Carlos
Saudades da volta/colordelamadera.blogspot.com
Tu poesía, cargada de contrastes y belleza, me ha cautivado desde sus primeros acordes, cual música orquestada por una desbordante sensibilidad, que conmueve hasta lo más hondo. Realista y urbana, pero también mítica y mística, estridente, no deja indiferente. Un abrazo.
ResponderEliminar